Disbiosis intestinal
Los humanos tenemos 23.000 genes, pero a su vez cada ser humano tiene entre 2 y 20 millones de genes microbianos, de modo que esto puede llevarnos a cuestionarnos si realmente somos más microbios que humanos.
La microbiota se adquiere al momento del parto, ya sea natural o por cesárea, va a diferir la cepas de bacterias que colonicen el colon. A medida que avanza la vida va a ir cambiando dependiendo de la alimentación y estilo de vida, lo cual determinará la cantidad y variedad de microorganismos. Esto determinará el desarrollo de muchas otras cosas, como la digestión y metabolización de los alimentos y la predisposición a enfermedades inflamatorias y autoinmunes, por ejemplo.
Cuando se altera nuestra microbiota (por ejemplo por el consumo prolongado de antibióticos o por infecciones gastrointestinales), bacterias patógenas aumentan y pueden resultarnos bastante dañinos, ya que el 70% de nuestro sistema inmune está presente en el tracto gastrointestinal. Es decir, tenemos un ejército inmunológico listo para combatir cualquier intruso, así empieza una guerra que en nuestro cuerpo es inflamación y estrés. Entre más estrés, más reacciones inflamatorias, más se ve afectado el sistema inmune y más aparecen las enfermedades.
También se ha reportado bruxismo (mandíbula apretada) durante el sueño, insomnio, bolsas en los ojos, picor o molestia anal, reacciones alérgicas y antojos de alimentos específicos.
El cuerpo humano tiene varias barreras que pueden ayudar a protegernos
- El pH estomacal
- Las enzimas digestivas
- La bilis
- Una microbiota intestinal adecuada
Entonces, debes asegurarte de que estas barreras naturales del cuerpo hagan su trabajo, por lo que es de vital importancia que: comas en un ambiente que permita la adecuada secreción de todos estos jugos digestivos, sin estrés, pues el estrés psicológico y la digestión son antagónicos. Asegúrate de ir removiendo alimentos que causan sensibilidades, para que no se produzca un intestino permeable, puerta de entrada de todos los microorganismos patógenos y todas las enfermedades.
Repotenciar tu microbiota con alimentos amigos como los probióticos, kéfir de agua y vegetales fermentados (siempre cuidando tus sensibilidades alimentarias).